Diferencia entre ética y moral

2. Factores necesarios para el análisis moral de las acciones
             Para juzgar  si una acción es moralmente aceptable o no, hay que tener en cuenta los siguientes factores:
            1. Los actos y sus consecuencias: Debemos saber si se actuó libremente, si se sabían las         consecuencias de esa acción.
            2. Las intenciones: si han sido buenas o malas.
            3. Los motivos o fines.

            1.3. Distinción entre Ética y Moral.
             Generalmente se utilizan como si fueran sinónimas. Empezaremos diciendo que su etimología es distinta: una de origen griego, y la otra latino. Pero no nos vamos a detener en este detalle.
             La diferencia práctica es la siguiente: la Ética sería la moral pensada y la Moral la moral vivida. Expliquemos esto.
             Ética: es una disciplina filosófica que reflexiona acerca de por qué consideramos válidos moralmente algunos comportamientos. Es decir, plantea teóricamente en qué consiste la moralidad de las acciones prácticas. Reflexiona sobre cómo debe de ser nuestro comportamiento. Está formada porjuicios valorativos que dan razones a favor o en contra de un tipo de conducta determinada. La ética se pregunta por el deber, el bien, lo justo... pero no impone normas concretas  de actuación práctica.
             Moral: es un conjunto de comportamientos y normas que una sociedad o grupo humano suele aceptar como válido. Sería la ética llevada a la práctica. La Moral está formada por juicios prescriptivos (nos dicen qué tenemos que hacer o no hacer, es decir nos imponen normas)
             Las  normas morales las aprendemos de nuestros padres, nuestros maestros, de nuestros amigos... Eso es lo que se quiere decir cuando oímos que la moral es el resultado de un proceso de socialización (es el proceso mediante el cual aprendemos a insertarnos en la sociedad en la que estamos). Todo eso que aprendemos pasa a formar parte de nosotros hasta tal punto que hay personas  que cuando le mienten a un amigo o a sus padres se sienten mal, o dicen que les "remuerde la conciencia". A eso le llamamos conciencia moral. Ésta es una especie de juez interior que condena nuestra conducta si se aparta de las normas que nosotros hemos aceptado como válidas.
           
             2. LA LIBERTAD COMO CONDICIÓN DE LA MORALIDAD
             La libertad es el fundamento de toda moralidad. Sólo del individuo libre puede decirse que se comporta bien o mal éticamente. Ser libre significa fundamentalmente que tenemos la capacidad para elegir entre varias opciones. Es cierto que la libertad personal está condicionada por factores como la biología, la sociedad, la educación, la economía, la política, la cultura... Hay quienes piensan incluso que la libertad no existe realmente, sino que nuestra conducta está determinada por una serie de causas que desconocemos en su totalidad. A esta posición  se la conoce como “determinismo”. Pero aún así, estamos obligados a ser libres: a veces las circunstancias nos obligan a hacer cosas que no queremos, y, sin embargo las hacemos, porque de lo contrario nos buscaríamos un mal mayor. Aún a pesar de todo en nuestro interior estamos muy cabreados, y cuando nos sentimos así seguimos siendo libres, porque podrán obligarnos a hacer cosas, pero jamás nadie podrá obligarnos a no sentir como sentimos o a pensar como pensamos:
 “La libertad no hace a los hombres más felices; los hace simplemente hombres”
[Manuel Azaña]
     La libertad puede ser entendida, simplificando bastante, en dos sentidos:
             a) libertad negativa o “libertad de”: es el derecho a actuar en la vida privada sin interferencias ajenas y poder tomar nuestras propias decisiones: libertad de pensamiento, libertad religiosa, libertad de expresión...
             b) libertad positiva o “libertad para”: es el derecho que tenemos a intervenir en las decisiones que nos afectan: en un estado democrático a los ciudadanos se les supone esta capacidad, participando en debates políticos, mediante el sufragio, mediante acciones de protesta, etc...
             Para que podamos hablar de verdadera libertad será necesario que la libertad interior pueda desarrollarse en el mundo externo. Y esto no es tan sencillo. Primero habría que preguntarse si realmente en nuestro interior somos autónomos, si lo que pensamos es fruto de nosotros mismos o estamos coaccionados por las convenciones sociales, si somos capaces de hacer frente a las situaciones problemáticas que se nos plantean sin renunciar a nuestras más íntimas convicciones, y eso a veces nos exige ser “héroes” incomprendidos. A este respecto, recordemos la rebeldía que le costó la vida aTomás Moro en el siglo XVI cuando se negó a dejar a un lado sus convicciones religiosas frente a la presión del rey Enrique VIII. Esta muestra de libertad le costó la vida a Moro: fue decapitado en la Torre de Londres. Para éste los valores de la libertad y lo que él consideraba la “verdad” y la “dignidad”, tenían más peso que su propia vida. Para algunos será un héroe, para otros un loco, y ¿para ti?
             Solo del individuo libre se puede decir que se comporta bien o mal éticamente, porque es el único capaz de orientar su propia existencia según un conjunto de normas ideales (valores). Al actuar siempre seguimos alguna norma interna. Por ejemplo: si nos negamos a delatar a algún compañero puede que se deba a motivos diferentes:
             a) Sentimos hacia él una gran amistad.
            b) Nos da miedo qué es lo que puedan pensar los otros compañeros.
            c) Pensamos que no es asunto nuestro.
            d) Es uno de nosotros y nos identificamos con él.

            Di qué valor nos orienta en cada caso.

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